martes, 29 de julio de 2014

Vuelve el agua al barranco de La Mina (San Mateo)

La acción de unos activistas deshace el desvío que dejó sin escorrentía al barranco 

Cascada de agua en el Barranco de La Mina

Según publica el rotativo Canarias 7 en su edición impresa (29/7/2014), un grupo de entusiastas del campo, encabezados por el presidente del grupo ecologista Turcón, Honorio Galindo, devolvieron al barranco de La Mina el agua el que  durante siglos discurría por su cauce.  El agua es gestionada en la actualidad por la Heredad de Las Palmas, Dragonal, Bucio y Briviesca.


Tenían razón los vecinos de Las Lagunetas, el pueblo más próximo al tramo más visitado del barranco de La Mina. El cauce no llevaba agua como consecuencia de la sequía, sino por el «atentado medioambiental» que habían cometido los que desviaron el caudal. Un grupo de activistas se tomó la justicia por su mano y La Mina vuelve a dar agua.


Barranco de La Mina
Nada más acceder al barranco, desde casi la carretera de Las Lagunetas, se deja oír otra vez el sonido inconfundible de la pequeña escorrentía abriéndose paso entre las piedras. Y el senderista que pasara por La Mina hace tan solo una semana, cuando agonizaba, desconocido, sin una gota de agua, como denunció este periódico, no podrá evitar sentir que la vida y la naturaleza, pese a algunos, siempre se abre camino, tarde o temprano.
Noticia en Canarias 7 (29/7/2014)
Y esta vez no ha sido gracias a la acción de las autoridades,  que en el caso del Cabildo se dedicó a echar balones fuera, sino al activismo de un grupo de entusiastas del campo, y en particular, de este barranco, encabezados por el presidente del grupo ecologista Turcón, Honorio Galindo, que esta semana realizó dos expediciones a La Mina para «poner las cosas en su sitio».

             
Topónimo del Barranco de La Mina.
Toma su nombre de La Mina que se construyó bajo la Degollada de Los Molinillos, para canalizar el agua desde el Ancón de la Mina en La Culata de Tejeda hasta el barranco de los Molinillos, pequeño tributario que aporta el agua canalizada en la cabecera de este barranco para acabar su trasvase de cuencas.

Dice Viera y Clavijo: «… Sobre la Culata de Tejeda toma su origen aquel considerable arroyo, que naciendo a la banda del oeste, se halla obligado a correr, por la mayor parte, hacia el este, pues introducidos sus aguas en una larga mina, abierta artificialmente en la misma peña, marchan por el barranco de Utiaca y la Angostura hasta la ciudad de Las Palmas; mientras las que no entran en la mencionada mina, se dirigen al occidente a fertilizar las campiñas de...».

Imágenes del Barranco de La Mina por "El Coleccionista de instantes"

Con esta descripción queda aclarado que el barranco atraviesa la isla de Gran Canaria, hacia la zona noreste, para desembocar en la Ciudad, donde es llamado de Guiniguada después de recibir aguas de bastantes tributarios y de haber tomado distintos topónimos de los lugares por donde transcurre.

El barranco de La Mina dispone de un pequeño caudal de agua gracias al trasvase que desde hace siglos se realiza de la cuenca de Tejeda a la del Guiniguada a través de una galería que atraviesa la montaña y que desde el primer momento de le llamó La Mina. Es un barranco por donde fluye agua todo el año, que conserva vestigios de la vegetación de laurisilva y de los antiguos molinos de agua existentes en la zona.

Su historia se remonta a los primeros años de la Conquista, vinculada al crecimiento demográfico de la Ciudad y la necesidad de agua para sus habitantes. En el año 1500 el Cabildo pide a los Reyes Católicos que les sean concedidas las aguas de la Sierra de Texeda, acuerdo que protocoliza al año siguiente por la Concesión de la Real Orden de 26 de julio de 1501, mediante la cual los Reyes Católicos conceden el agua de la Mina de Tejeda al Cabildo de la isla como Bienes de Propios.


Se construye con tal fin la galería o mina para realizar el trasvase del agua de Tejeda hacia la Ciudad,  encomendándose al licenciado Diego Fernández de Valera que constatase la utilidad de la obra, y fue adjudicada a Fernando Moro, Álvaro Rodríguez y Martín Valerón. 

La ejecución de los trabajos se realizó por cuenta de Tomás Rodríguez y Vasco López que los financiaron a cambio de derechos de aguas constituyendo así el heredamiento. 

Se oradó parte de la roca montañosa de la zona para que el caudal pudiera seguir el curso preciso hacia la Ciudad, modificando el anterior que se dirigía hacia la parte occidental de la isla, concretamente la Aldea de San Nicolás.


Galería abierta en el Barranco de La Mina
La concesión de la data del agua de Tejeda a favor de los propios tiene también la finalidad de paliar la escasez de fondos del Cabildo que se traducía en frecuentes repartimientos y derramas entre los vecinos, dificultando el poblamiento de la isla.

El objetivo era traer el agua desde la sierra de Tejeda «… a cierta parte de la dicha Ysla para aprovecharse de ella para riego…» y venderla a favor de los Propios del Cabildo.


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