Las
administraciones se gastaron 2 millones de euros de dinero público para
convertirla en museo y sigue cerrada 4 años después.
Noria de Jinámar tras su rehabilitación |
La AC. El Bloque se hace eco de lo aparecido en distintos medios de comunicación de la isla de Gran Canaria, que ponen de manifiesto una vez más la desidia y el abandono por parte de los entes públicos por proteger y revalorizar el Patrimonio Industrial de la isla.
Que en Telde roben en edificios y dependencias públicas no le sorprende a
nadie, pero sí clama al cielo que lo hagan en una joya histórica como la Noria
de Jinámar. Peor, si cabe, si las administraciones
se han gastado casi 2 millones de euros de dinero público para abrirla como
museo y que los cacos ya han dejado sin luz al robar el cableado eléctrico. El
inmueble lleva 4 años cerrado.
El robo fue hace meses, pero la diferencia con
otros múltiples casos habidos en Telde es que no trascendió la noticia. El edil
de Patrimonio Histórico, Ignacio Serrano, que la pasada semana confirmó el
hurto, asegura que cuando asumió el cargo, hace siete meses ya se encontró con
el regalo de que al valioso malacate del siglo XIX, cuya rehabilitación culminó
en 2007, lo habían dejado sin el cableado de la instalación eléctrica, según Canarias7.
Lo más lamentable es
que, una vez más, serán las arcas públicas las que paguen la broma de 90.000
euros más a los casi dos millones de euros que se invirtieron para sacarla del
abandono y convertirla en un curioso y necesario Museo del Agua.
Serrano no supo precisar si los ladrones
llegaron a llevarse parte del material audiovisual, pero sabe que la mayoría está
a buen recaudo en otras dependencias. El viernes entregó al Gobierno canario una
solicitud de subvención para una auditoría eléctrica, como paso previo a la
petición de una ayuda para renovar la red eléctrica.
El asalto no extraña a nadie por cuanto la Noria
lleva 4 años cerrada a cal y canto y sin vigilancia, pese a que lo tenía todo
listo para abrir y la habían dotado incluso de pantallas de televisión, paneles
y ordenadores para ilustrar al visitante. Sin embargo, la falta de accesos
viarios ha impedido que se ponga en uso.
Accesos pendientes
A
los que diseñaron el impresionante entramado para las conexiones de la GC-1 con
los dos grandes centros comerciales de Jinámar, Las Terrazas, en suelo de
Telde, y El Mirador, en la capital, se les olvidó trazar una vía para este
artilugio de 1850 que estaba llamado a recibir la visita de miles de personas.
Fuente: Teldeactualidad.com
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