viernes, 25 de octubre de 2013

Hay que plantear una reflexion más allá de los objetivos de desarrollo sostenible relacionados con el agua


Pepi Farray Cuevas



El jueves, día 24 de octubre, los miembros de la Fundación Canaria Farrah para laCooperación y el Desarrollo Sostenible, Pepy Farray Cuevas y Antonio Bonny, pronunciaron, a las 20.30 horas, la conferencia titulada ‘Una mirada a la cooperación con África: el acceso al agua’, en el marco de las Jornadas sobre la Cultura del Agua que hasta el próximo día 26 se desarrollan en la Casa Museo León y Castillo de Telde.

Ambos cooperantes abordarán en su intervención la importancia del acceso y de la gestión del agua para las comunidades en los proyectos de cooperación internacional para el desarrollo,  precisamente tras celebrarse en Budapest la Cumbre del Agua con el objetivo de definir las prioridades de las políticas de desarrollo mundial para después de 2015.

“Se nos advierte que en 2030 el 40% de la humanidad sufrirá escasez de agua, nuestra reflexión se sitúa en 2013, en las comunidades con las que trabajamos, para todas estas personas que reclaman ayuda inmediata para acceder al agua potable”, dice Pepi Farray.




Tanto Farray como Bonny se detendrán en explicar un proyecto desarrollado en 2010 en Mauritania por la Fundación en la que trabajan, más concretamente en la comunidad de Teichtajjat (Región de Tharza) formada por Harratines, antiguos esclavos negros. “Ejemplificaremos como el agua, además de ser un derecho universal, es un elemento dinamizador y  más allá de su papel determinante para  la salud y el bienestar de las personas  puede ser un vehículo para el empoderamiento, la cohesión social, el desarrollo económico y la transformación de la realidad”.




Además, los cooperantes avanzarán las líneas de un nuevo proyecto de la Fundación Canaria Farrah para la Cooperación y el Desarrollo Sostenible en Senegal. “Concretamente, en la comunidad de Ndiourbel-Tock en Diourbel que precisa el saneamiento del pozo que abastece a 350 familias de agua para su consumo y cómo es necesario emprender un programa de educación para la salud para frenar el alto índice de mortalidad infantil a causa de la diarrea y  garantizar la potabilidad del agua en el centro de nutrición infantil que atiende a esta comunidad sumida en la pobreza extrema”, señala Farray. Este proyecto se llama Ndokhe (agua en wolof)  y  la citada fundación empezará a desarrollarlo en noviembre próximo.

Entrevista realizada a Pepi Farray en el periódico La Provincia-DLP
por Cira Morote Medina

¿En qué consiste el proyecto? 

- Surge por una iniciativa de la ULPGC, que sacó una convocatoria de los Proyectos Semilla, en la que invitaba al profesorado a desplazarse a países en desarrollo y a hacer una evaluación de las necesidades para posibles intervenciones. En septiembre de 2006 presenté un Proyecto Semilla que me aprobó la Fundación Universitaria y me fui a Senegal. De todo el recorrido que hice en Dakar y hasta San Luis, terminé convenciéndome de que la organización que más posibilidades tenía de llevar un proyecto exitoso era Feprodes, que es una Federación de Mujeres Productoras de la región de San Luis. Acoge a 350 asociaciones de mujeres productoras, en su mayoría agrícolas y, a día de hoy, tiene 38.000 afiliadas. Están organizadas en una estructura de microcréditos, en torno a la fundadora, que es Madame Cisse. Es una asociación apolítica, no religiosa y está en contra de la mutilación genital femenina y la poligamia. 


-¿Por qué se decidió por Senegal?



- Era un país que ya conocía. Senegal se ha convertido en un punto caliente, positiva y negativamente. Muchos de los inmigrantes del África del Noroeste están confluyendo en Senegal para salir hacia Europa. Eso ha provocado que en torno a las dos grandes ciudades se haya agrupado una población enorme, que viene del éxodo rural del propio país y de los vecinos. Esto ha creado un tipo de pobreza diferente a la rural, una pobreza urbana con muchos problemas sociales asociados. Elegí Senegal, además, porque mantiene unos mínimos de democracia. Por otra parte, hay una gran inversión extranjera en Senegal y si a la visión empresarial no se suma la visión social, se va a seguir en lo mismo.


-¿Qué problemas son los más acuciantes?

- Cuando llego me encuentro con dos grupos de población muy vulnerables que son las mujeres y los niños. Los niños, curiosamente, parece que no le interesan a nadie. Si bien están en los planes de cooperación españoles y en los objetivos del milenio, las actividades concretas las suelen realizar religiosas. Visité el único centro de acogida que hay, aunque es una acogida temporal, sólo de diez días, de niños de toda el África del oeste, que es el centro Guinndi. A este centro van a dar los niños de la calle. Me sorprendió que sólo acoge a niños, no a niñas, y mi intención de aquí a largo plazo es trabajar con niñas, porque son las realmente olvidadas. 

-¿Cómo se ha concretado su proyecto?

- Hemos puesto en marcha un aula de recursos. Se ha hecho un programa de alfabetización integral, con aquellas competencias que tienen que adquirir las mujeres para reflexionar sobre su realidad e intentar buscar las estrategias más convenientes que den respuesta a los problemas. Nuestro trabajo ha sido, sobre todo, de apoyo técnico y metodológico, aunque primero hicimos una identificación de líderes en todas las comunidades, porque nuestra intención era formar formadoras y así ha sido. 

-¿Cómo respondieron ellas al principio?

- Muy bien. También fue un trabajo muy lento, de romper resistencias. Yo tampoco concibo el hecho de llegar a un sitio a decir lo que tienen que hacer. La cosa era ir identificando problemas y entre todas decidir las estrategias más adecuadas. Curiosamente, yo creí que lo que más les interesaría sería la salud, pero no, lo que más les motiva es trabajar con los derechos de las mujeres, que no conocen los derechos que recoge su Constitución.

-¿Son mejores las mujeres que los hombres organizándose en África?

- Yo creo que esto es así no sólo en África, sino en todo el mundo. Uno no puede mirar la realidad sino a través de la lente de género, que no es algo que se pueda obviar. El género lo impregna todo y la única alternativa de África y de los países en desarrollo, en general, reside en la mujer, porque es la que elabora el trabajo reproductivo, mantiene la familia, la sociedad, y es el alma de la red social, a pesar de no tener representación.


                 La Provincia-DLP (versión digital)

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