El acto tendrá lugar en la Sociedad La Fraternidad de Telde
el viernes 22 de noviembre a las 20,30 h.
La Fraternidad, en la plaza de San Gregorio, será el escenario donde se presente el libro Telde, ayer. Los hermanos Suárez Robaina, obra del historiado Germán Jiménez Martel. El acto tendrá lugar el 22 de noviembre a partir de la 20.30 horas. Se trata de una edición de alrededor de 90 páginas que relata la historia del estudio de Suárez Robaina en Telde y aglutina una selección de unas 100 fotos de paisajes, playas, vida social y personajes del municipio a partir del año 1935.
El volumen editado cuenta con fotos de Robaina Suárez y es de la imprenta Sabater, de Tenerife. Se ha realizado una tirada de 500 ejemplares. El historiador responsable de este trabajo sostiene que el fondo documental gráfico que atesora este estudio es un viaje por la historia cercana de Telde, y sostiene que es posible que muy pocos municipios en España tengan esa posibilidad.
Trabajo histórico del autor
Germán Jiménez realizó un trabajo histórico, en 2005, sobre el archivo fotográfico de este estudio donde hace un repaso de su trayectoria. En esa investigación relata que a finales del siglo XIX se empiezan a instalar en España los primeros fotógrafos profesionales. Instalaban sus cámaras de gran formato en espaciosos estudios a los que acudía generalmente la clase social más pudiente. Con la aparición de la película en rollos y cámaras mucho más pequeñas, los fotógrafos comienzan a fotografiar la vida de una forma más ágil y cercana. Se convierten en verdaderos reporteros que salen a la calle a retratar la vida cotidiana, aunque la fotografía profesional sigue siendo cara.
Germán Jiménez realizó un trabajo histórico, en 2005, sobre el archivo fotográfico de este estudio donde hace un repaso de su trayectoria. En esa investigación relata que a finales del siglo XIX se empiezan a instalar en España los primeros fotógrafos profesionales. Instalaban sus cámaras de gran formato en espaciosos estudios a los que acudía generalmente la clase social más pudiente. Con la aparición de la película en rollos y cámaras mucho más pequeñas, los fotógrafos comienzan a fotografiar la vida de una forma más ágil y cercana. Se convierten en verdaderos reporteros que salen a la calle a retratar la vida cotidiana, aunque la fotografía profesional sigue siendo cara.
En el caso concreto del Archipiélago, la etapa que va desde 1920 hasta mediados de los años treinta supuso para la fotografía canaria un momento de esplendor, no por la cantidad de fotógrafos que iniciaron su andadura, sino por la calidad de su trabajo. Algunos de aquellos estudios prolongarían su actividad hasta la actualidad. Es el caso del Foto Estudio Suárez Robaina en Telde.
Sus comienzos se deben a los gemelos Miguel y Juan. Posteriormente compartiría esta actividad Santiago. La peculiaridad de Miguel y Juan, debido al gran parecido físico, implicaba que se les confundiera constantemente, a pesar de que Juan había perdido, de forma accidental, el ojo derecho en los años de colegial. Estudiaron en el Colegio Unitario del Valle de los Nueve, destacando en aplicación, estudio y enormes ganas de aprender, relata el el historiador. Mientras ello sucedía, Santiago decidió partir en 1919 rumbo a la isla de Cuba, de la que regresaría en 1927.
El autor del libro relata que los gemelos, tras finalizar estas primeras enseñanzas, compartían el deseo de cursar estudios de Medicina. Pero no fue posible debido al gran esfuerzo económico que suponía. Entonces decidieron estudiar Contabilidad en la Escuela por Correspondencia de Cálculos Mercantiles de don Francisco Gómez Guerra, en Cádiz. La concluyeron con éxito en 1930, obteniendo el certificado de estudios y diploma como Tenedor de Libros. Tan pronto adquirieron la titulación se emplearon como contables en diversos almacenes, primero en Lomo Magullo y luego
en el Barranco de Balos, en Sardina del Sur.
De 1933 a 1936 residieron en esta zona del sureste, aunque se trasladarían a Las Rosas y el Carrizal de Ingenio. Durante esos años Miguel y Juan desarrollaron una gran afición e interés por la fotografía, materia de la que tenían nociones, aun antes de trasladarse a Sardina del Sur, gracias a Francisco Izquierdo Pozuelo. Don Francisco observó en los gemelos Suárez Robaina la necesaria curiosidad y la capacidad e inquietud por aprender.
Esta ciencia y arte despertó inmediatamente el interés y admiración de los hermanos. Hacia 1935-1936 ya dominaban la fotografía y el revelado, siendo el momento en el que su hermano Santiago se une al negocio familiar. Pero todavía no se planteaban esta labor como profesión. No obstante, las circunstancias del momento les ayudaron a tomar esa decisión. El 18 de julio de 1936 comenzó la guerra civil. El conflicto precipitó la demanda de fotografías, especialmente por parte de los allegados a los combatientes (familiares, novias, amistades, etc.). Pero en 1937, con la creación y obligatoriedad de una cédula de identificación personal, el trabajo aumentó con creces. Fue la oportunidad para crear un estudio fotográfico en condiciones.
Hasta 1941 los tres hermanos trabajaban tanto en el Carrizal, en una casa ubicada frente a la iglesia, como en la calle Ruiz del barrio de Los Llanos. La gran actividad comercial desarrollada permitió que en julio de ese año crearan la casa de comercio y fotos Suárez Robaina. En octubre de 1946 Miguel y Juan se instalaron en Los Llanos, mientras Santiago se encargó del estudio en el Carrizal.
Respecto a su labor, apunta Jiménez, abordaron como género el reportaje y el retrato. Entre los primeros destacan las fotografías de actos públicos, ya fueran religiosos, culturales, políticos o militares. Se convierten así en auténticos cronistas gráficos de los acontecimientos locales de relieve. Respecto al retrato, ya fuera individual o en grupo, participan de las maneras ya estipuladas y estandarizadas por los profesionales de la época.
La profesionalidad de los Suárez Robaina les llevó a aparecer en publicaciones como las revistas Isla, Costa canaria o Semana, y en los periódicos Falange, El eco de Canarias, Hoja del lunes, Diario de Las Palmas y La Provincia. Personalidades como el artista José Arencibia Gil, el doctor Pedro Hernández Benítez y Sebastián Jiménez Sánchez contaron con el buen quehacer de los Suárez Robaina para sus investigaciones y estudios.
Los hermanos Suárez Robaina dejaron un testimonio gráfico que encierra un gran valor documental, que con el transcurso del tiempo ha aportado infinidad de datos históricos, artísticos, etnográficos, paisajísticos, urbanísticos y de la vida cotidiana. Así, confeccionaron un interesante archivo que comienza en 1935 y se extiende hasta principios de la década de los ochenta, que es una parte de lo que contiene el libro.
Está compuesto aproximadamente por 24.000 rollos de películas de 35 mm de 36 fotografías cada uno, enumerados de forma perfecta. Ello supone unos 864.000 negativos de toda Gran Canaria, aunque la mayoría es del este de la isla. Se hallan ubicados en una serie de bandejas de madera que abarcan cien rollos distribuidos individualmente. Están colocadas en cinco armarios de dos metros de alto. Cada bandeja está registrada de forma cronológica, señalando el día, mes y año del inicio y el final de la misma. Ello facilita la labor del investigador a la hora de datar los actos representados en las imágenes. Respecto a los negativos, hay que decir que se encuentran en un magnífico estado de conservación, señala el autor del volumen. Ello ha sido posible gracias al especial cuidado que el fotógrafo y heredero del archivo, Miguel Ángel Suárez Brito, ha tenido sobre los mismos.
Cabe destacar los amplios reportajes de temática militar y religiosa, algo lógico si atendemos a las circunstancias históricas acontecidas entre 1935 y 1945. Las procesiones desarrolladas durante las festividades más emblemáticas de Telde destacan en amplitud y detalles, aunque también hay de Valsequillo, el Carrizal e Ingenio. Por otro lado, las imágenes de grupos humanos en plena actividad laboral, generalmente vinculados al mundo agropecuario, componen un interesante conjunto a destacar, así como las vistas generales del paisaje grancanario, sobresaliendo los municipios del sureste insular.
Las fotografías individuales están compuestas por conjuntos familiares, siendo abundantes las imágenes en las que aparecen soldados. La sensibilidad de Miguel Ángel hizo que tanto el archivo gráfico como el resto del material haya sido conservado hasta nuestros días, relata el historiador. “Indagar en este fondo documental gráfico es un auténtico viaje en la historia cercana de Telde, y es seguro que muy pocos municipios del sureste insular.
Las fotografías individuales están compuestas por conjuntos familiares, siendo abundantes las imágenes en las que aparecen soldados. La sensibilidad de Miguel Ángel hizo que tanto el archivo gráfico como el resto del material haya sido conservado hasta nuestros días, relata el historiador. “Indagar en este fondo documental gráfico es un auténtico viaje en la historia cercana de Telde, y es seguro que muy pocos municipios en España tienen esa posibilidad para enriquecer su acervo patrimonial”, concluye Jiménez en su trabajo
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