El catedrático de Historia Moderna de la ULPGC destaca la importancia de
esta infraestructura hidráulica
Manuel Lobo Cabrera durante su intervención |
Las V Jornadas de Cultura del Agua, que han estado celebrándose en la Casa-Museo León y Castillo, dedicaron
anoche su última sesión a la industria de los molinos de agua, y en particular, al Molino del Conde. Las dos ponencias de
ayer coincidieron en subrayar el carácter «singular» de este vestigio. TA avanza imágenes y video de la charla del
historiador Manuel Lobo Cabrera.
La lectura histórica de esta industria la hizo ayer Manuel Lobo Cabrera, catedrático de Historia Moderna de la Universidad
de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), quien acabó su ponencia deteniendo la mirada en el Molino del Conde, un
valioso legado del patrimonio industrial de Telde y de la Isla que ahora sirve de sede al Círculo Cultural de Telde y a
donde ete sábado está previsto que se haga una visita guiada y didáctica como colofón a la quinta edición de estas
jornadas de Cultura del Agua.
Lobo explicó que lo que hace «singular» a este molino del siglo XIX es que es de tracción vertical, donde un salto de agua
caía en peso sobre la rueda que luego movía las piedras del molino; en el hecho de que durante buena parte del siglo XIX
simultaneó dos sistemas de funcionamiento, el hidráulico y el de motor de gasoil; y también porque la arquitectura que lo
envuelve dista del estilo rural del resto de los molinos de su época. «Es una construcción que imita la arquitectura
doméstica, pero es más noble que las del resto de molinos de entonces, tiene cantería y una cubierta de madera».
Restaurable
Cecilia Calderín, ingeniera técnica en diseño industrial que dio después de Lobo otra ponencia junto a la
también ingeniera Cristina Carrera, señaló además otra característica especial de este molino. «Cuenta con un doble
sistema de molturación, es decir, que en lugar de disponer de dos piedras para moler, como la mayoría, tenía 4, de tal
formaque con la misma caída de agua podía moler de forma simultánea dos cosas», advirtió.
Ambas dedicaron a este molino su trabajo de fin de carrera y lo hicieron con un proyecto para su restauración y
rehabilitación que mereció un nueve. Tanto Lobo como Calderín abogaron por su arreglo, pero siempre que sea para que
se le dé un uso, cultural o turístico.
Este molino, en pleno centro de Los Llanos, fue uno de los 7 que llegó a tener la familia Condal. Este en concreto lo
mandó construir el IV Conde de la Vega Grande, Agustín del Castillo Bethencourt, quien en 1829 pidió permiso para
instalarlo a la Heredad de Aguas y que lo construyó entre 1841 y 1846, como precisa el historiador Juan Ismael Santana y
organizador de estas jornadas, que hoy hará de guía en la visita. Estuvo activo hasta los años 70.
Fuente: Teldeactualidad.com
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